Me había propuesto no mirar. Una propuesta firme: no puedo permitirme pasarlo tan mal. Aún no tengo casas de acogida para los que ya hemos sacado de la calle.
Vi a Gor. No quise hacerlo. Llovía y estaba bajo un coche, suplicando comida a los balcones cercanos. Estaba empapado, parecía no importarle, no ya.
Me miró. No quería que lo hiciera, pero me miró.No quise mirarle, no quise responder a su maullido, me hablaba. Siempre me hablan. Le puse comida y me fui, sin mirarle.
Ayer encontré una excusa, no importa cual. Salí "de paseo" con pienso, carne, agua... sin intención ninguna de encontrarlo, claro.Le encontré nada más llegar.Tiene por lo menos dos patitas destrozadas, está cojito. Casi no le quedan orejas. Su carita está llena de cicatrices. Su nariz, sus ojitos, heridos.
Nos acercamos el uno al otro, así, sin más. Me miró de nuevo, y me habló. Su maullido es doloroso: sufre.Le puse comida, y la devoró, sin dejar de llorar.
Un vecino, me contó su historia:Apareció un día en el vecindario, dócil, mimosote, probablemente abandonado. Buscaba las caricias humanas, el contacto, el cariño. A este vecino le daba pena, y le daba algo de comer y le acariciaba... hasta que el pobre Gor, en los fríos inviernos, se colaba en su panadería para resguardarse de la lluvia, de la nieve, de las heladas. El panadero, por miedo a una inspección de sanidad, dejó de acariciarlo, para que no "cogiera confianza". Gor, sobrevivió a una y mil peleas callejeras, de ahí sus heridas. Dice, el panadero, que lo que tiene ahora no es nada, comparado con cómo lo ha visto demasiadas veces: absolutamente ensangrentado y herido. Una vez incluso, intentó capturarlo, para llevarlo al veterinario y dormirlo, una especie de eutanasia, para acabar con su dolor. Este es Gor. Y esta su mirada. Esa, que no puedo mantener.
Contacto Natalia natachakkira@hotmail.com
1 comentario:
Donde se encuentra el pobrecillo?
Ojala
Publicar un comentario