Tienen una historia muy triste a sus espaldas. Miki fue recogido con unos alambres alrededor del cuello junto con Piluca que los tenía en la barriga. Los tenía incrustados literalmente en su piel, incluso con desgarro muscular. Se le tuvieron que efectuar curas durante mucho tiempo para regenerar su piel y evitar infecciones aún más graves. Las heridas curaron, pero ellos siguen teniendo mucho miedo, han sufrido mucho, es normal que no se fíen de los humanos, aunque van mejorando con el tiempo. Están acostumbrados a convivir siempre juntos.
Contacto: isabelarcadenoe@gmail.com tfno: 686 479 050
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